Leyenda del Cóndor



Hace muchos años cercana a la zona de los glaciares,existía una tribu Tehuelche llamada "Newen Mapu" que en lengua nativa significa fuerza de la tierra.

Solían recorrer la estepa Patagónica en busca de guanacos para alimentarse y fabricar con los cueros sus kau (casas). También llegaban a la zona de mayores lluvias tras presas codiciadas como el huemul, intrenándose en el bosque. Cuando ésta cambiaba sus tonalidades, tornándose rojizas las lengas y ñires, emprendían el camino hacia el Norte, en busca de mejores climas.

Uno de tantos otoños cuando estaban a punto de iniciar la migración, sucedió algo que nadie olvidaría jamás.

La tribu estaba al mando de un cacique llamado "Oigl" quien gobernaba con justicia y equidad. Oigl tenía un hermano, "Hualichu" quien a diferencia de aquel, era malvado e inescrupuloso cuyo deceo era adueñarse del mando.

Siguiendo sus instintos decidió depositar carne putrefacta en la comida de su hermano, para así enfermarlo y lograr de una vez por todas, su cometido.

Oigl enfermo, agravando su estado rápidamente. Su gente lamentando su estado, clamaba a sus dioses por su curación. Pero Oigl cada día empeoraba.

El Chaman de la tribu llamado Namenk propuso hacer un ritual denominado "Nguillatun" que consistía en convertir al hombre enfermo en un animal inexistente, alargando así sus días. A pesar de las insistencias y de no hallar otra cura para aliviar el sufrimiento, la tribu se opuso, ya que tenían temor de lo que le podría pasar a su cacique entre la fauna peligrosa del bosque.

Cuando Oigl se enteró de la propuesta del Chaman, y sintiendo que sus días llegaban a su fin, le pidió que realizara el ritual; su deceo era que lo convirtiese en la mayor de las aves de la región, que contase en su cuerpo con sus dos colores favoritos: el blanco y el negro.

Al atardecer siguiente, todos se reunieron junto a una gran fogata, la cual debían mantener encendida durante tres jornadas, para podre dar inicio a la ceremonia.

El estado de Oigl empeoraba.

A la madrugada del tercer día, cuando cuando apenas el sol empezaba a levantarse sobre los cerros, comenzó la transformación: las llamas pasaron de rojas a un tono azul, la humareda negra se mezclaba con tintes blancos del amanaecer.

El Chaman se acercó y echando unos polvos de colores exóticos, expresó unas palabras inentendibles en su lengua nativa.

Cuando un fuerte viento patagónico azotó el lugar, el cuerpo de Oigl comenzó a elevarse, confundiéndose con el fuego y con los colores del amanecer.

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